Solemos abandonar las cosas cuando se ponen difíciles.
Creemos que no somos capaces, que no somos lo suficientemente inteligentes, que no somos lindos
que todo es un camino muy largo y agotador como para hacerlo.
Los humanos somos así.
Pensamos lo imposible, creamos ideas, nuestro cerebro piensa diez millones de planes por segundo, pero al final de cuentas, vemos que es terriblemente difícil, que a mitad del camino no vamos a ser lo suficientemente fuertes y nos vamos a rendir.
Nos cansamos y dejamos todo.
No podemos entenderlo.
Tenemos mas capacidad de la que creemos solo que no la vemos.
Sólo tenemos que esforzarnos más y más, nos tenemos que exprimir y ver mas allá del cansancio.
Tenemos que ver esa felicidad de haber cumplido algo tan importante, tan puro.
Creemos que a las demás personas la vida les fue fácil.
Nada es fácil, para nadie, tenemos que esforzarnos y poner fuerzas como todos.
Lo único que cambia es como recibimos nuestros obstáculos.
Podemos soltarlo y hacer algo más simple, menos elaborado, o podemos verlo como algo nuevo, una oportunidad para sorprendernos a nosotros mismos y fortalecernos.