Levanta la mano si comenzaste a convencerte de que eso no sería arrastrarse. Levanta la mano si te dejó de importar que tus amigos piensen que eso es arrastrarse. Levanta la mano si tus amigos te comienzan a parecer unos hipócritas que en tu situación ya hicieron lo mismo. Levanta la mano si crees que lo mejor sería comunicarse un fin de semana, en el medio de la noche, cuando hayas tomado lo suficiente para tener el empujoncito que te falta para creer que eso no es arrastrarse. Levanta la mano si tenes buenos amigos cerca que le saquen la batería a tu celular. Levanta la mano si sos más inteligente y sabes su número de memoria. Levanta la mano si tuviste la suerte de que no te atendiera o que hayas marcado mal el número. Levanta la mano si tenes un amigo rugbier que te taclee cuando estas a punto de hacer el segundo intento. Levanta la mano si tenes capacidades actorales suficiente como para hacer creer a tus amigos que no va a volver a pasar sabiendo que lo primero que vas a hacer al llegar a casa es escribirle un mail.
Levanta la mano si estuviste un largo rato hasta que pudiste escribir bien la contraseña para entrar a tu cuenta. Levanta la mano si te arrepentiste de hacerlo pero antes de cerrar la laptop encontraste una foto que te obligó a volver a abrir tu correo y vomitar frases hechas y conclusiones sin sentido para evitar ir al baño y vomitar lo que verdaderamente tendrías que estar vomitando. Levanta la mano si en un rapto de lucidez preferiste guardar lo escrito en la carpeta de borradores para revisarlo sobrio la mañana siguiente, corregir los conceptos, la redacción y cualquier cosa que podría espantar a la otra persona y luego programarlo para que se envíe a las cinco de la mañana así no pierde la esencia del mail escrito bajo los efectos del alcohol. Levanta la mano si apretaste “enviar” porque lo último te parecía demasiado maquiavélico hasta para vos. Levanta la mano si no hubo respuesta.
Ahora levantate vos, deja de deshojar margaritas y seguí con tu vida.
BY ZABO.